Leyes sobre eficiencia energética: ¿Qué exigen?

La eficiencia energética se ha convertido en todo un trending topic que dirían los usuarios de Twitter. Durante los últimos años este concepto que hasta ahora se había relacionado básicamente con el cuidado del medio ambiente y la Responsabilidad Social Corporativa, ha pasado a formar parte de la estrategia de negocio de muchas empresas.

A ello ha contribuido la entrada en vigor de normativas, tanto europeas como españolas, relativas a eficiencia energética. Una de las más conocidas dentro del ámbito europeo es el llamado “Objetivo 2020”, que exige a los países miembros reducir en un 20% las emisiones de gases efecto invernadero, ahorrar un 20% en energía y aumentar el uso de energías renovables en un 20%. En este sentido, a España todavía le queda camino por recorrer y, de ahí, que el Gobierno haya decidido poner en prácticas leyes que promuevan la consecución de estas metas en plazo y que afectan a todos.

A partir de enero de 2013 entra en vigor un nuevo Real Decreto de Certificación de Eficiencia Energética que se suma al ya aplicado con fecha de 2007, en el que se determina que toda vivienda de nueva construcción queda sujeta a una calificación energética, que contempla desde la máxima nota posible (“A”) a la mínima (“G”). Según esta nueva, las edificaciones existentes también pasarán a someterse a esta regulación. El objetivo es claro y rotundo: mejorar en eficiencia energética, lo que permitiría un ahorro de más de 200 millones de euros en el ámbito nacional, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De esta forma, las familias también se verían beneficiadas con ahorros importantes en sus facturas energéticas.

Para lograrlo y conseguir que las viviendas certifiquen una buena calificación energética, lo cual constituirá un argumento más en la venta o alquiler de la propiedad, una de las claves es la instalación. De hecho, actualmente el mayor nivel de consumo en el hogar, con un porcentaje superior al 60% del total, viene dado por el consumo energético en producción de agua caliente y calefacción. Por ello, las marcas están decidiendo apostar cada vez más fuerte por las bombas de calor aire-agua (ya sea para calefacción,ACS o refrigeración). Gracias a estos equipos es posible ofrecer una solución al nuevo marco legislativo energético y a su vez, ahorrar, ya que los consumos energéticos en estos capítulos se pueden reducir hasta un 80%.

Estos equipos utilizan energías sostenibles disponibles de manera ilimitada y gratuita en la naturaleza, como es el caso de la energía geotérmica o la aerotérmica, permitiendo de este modo obtener energía limpia y sostenible, contenida en el aire que nos rodea, por lo que no supone coste añadido. Al tratarse de una energía gratuita y renovable, se mejora hasta en un 80% el rendimiento de las instalaciones térmicas de la vivenda, lo cual se traduce directamente en una mejor calificación energética.

El funcionamiento de este tipo de equipos es muy sencillo y de fácil instalación, pueden instalarse en nuevas construcciones o en edificaciones existentes, ya sea a modo de sustitución  o como apoyo a la caldera, mejorando el rendimiento energético de la vivienda. Esto supone un ahorro tanto para el usuario final como para el país, lo que evitaría tener que hacer frente a las sanciónes económicas impuestas por la Directiva europea.



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