ARQUITECTURA INSÓLITA & SOSTENIBLE

Cap. 8 Centro Icefjord de Ilulissat, Groenlandia.

Hace ya casi 5 meses que cayó la noche en Groenlandia. Pero ahora el cielo se ilumina con los reflejos de una espectacular aurora boreal. Y sus fascinantes bailes de luces verdes y azules recortan sobre el horizonte helado la figura de un búho gigante a punto de aterrizar. En realidad, no, en realidad es solo la silueta del ala de un búho. Esta imagen onírica es en realidad una visión lejana del Centro Icefjord. Un innovador centro científico dedicado a la investigación sobre el hielo y la evolución del cambio climático a escala local y global. El edificio, situado a 250 km al norte del límite del círculo polar ártico, es un refugio protegido por la UNESCO que pretende, entre otras cosas, observar muy de cerca los cambios de la producción de hielo del mismo glaciar Sermeq Kujalleq, en el que se encuentra.

Pero el Centro Icefjord acoge algo más que una comunidad de científicos. En su interior se han reservado distintos espacios para todo tipo de visitantes. Desde residentes de la zona hasta turistas curiosos o incluso empresas que quieran celebrar allí sus convenciones. Así, el ala del búho protege del frío con una sala de exposiciones, un cine, una cafetería y varias instalaciones educativas y de investigación. A través de ellas, los visitantes pueden conocer la historia del hielo, de la humanidad y cómo ambas se relacionan con la historia del tiempo, que se asienta ligeramente sobre el lecho rocoso de Groenlandia, que es el más antiguo del mundo.

El edificio, obra de la arquitecta Dorte Mandrup, se ha creado para existir en armonía con su entorno. Se alimenta principalmente de una central hidroeléctrica local y complementa esa fuente de energía con paneles solares. Ofrece, evidentemente, un nivel de aislamiento térmico óptimo gracias a un sistema de cristales triples y todos los materiales estructurales, pavimentos, techos y suelos cuentan con sello ecológico, todo enclavado en una estructura 80% de acero combinado con madera de roble de certificado ecológico.

El diseño de techos y pasarelas previene la acumulación de nieve y favorece la entrada de luz. Esto hace del complejo un lugar confortable durante todo el año. Además, el diseño en forma de búmeran facilita que el viento arrastre la nieve lejos de la entrada. Y la elevación de las pasarelas permite que, llegada la primavera, el agua del deshielo circule montaña abajo por su cauce natural.

El Centro Icefjord nos habla de cómo la arquitectura puede entenderse con su entorno, respetando las características específicas locales y, al mismo tiempo, ofrecernos una solución funcional para las personas.

Fotografía © Adam Mork



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