Hoy nos sumergimos en el mundo de la arquitectura sostenible de la mano de Andrés Jaque, arquitecto de Office for Political Innovation, que ha desafiado los paradigmas de los espacios educativos con el Colegio Reggio, una nueva escuela privada en Madrid.

El diseño de este colegio busca despertar en los niños el deseo de explorar e investigar, mediante la creación de diferentes «mundos» dentro del mismo. Evitando la homogeneización y los estándares unificados, Jaque pretende convertir el espacio arquitectónico en una suerte de multiverso, donde la complejidad en capas del entorno sea legible y experiencial.

El colegio se desarrolla verticalmente, comenzando en la planta baja con aulas para los más pequeños, y continúa con clases intermedias y un jardín interior alimentado por agua recuperada y tanques de suelo en niveles superiores. Las aulas para los alumnos mayores se organizan alrededor de este jardín, creando una especie de pequeña comunidad. Esta distribución de usos fomenta el crecimiento y la madurez de los estudiantes, permitiéndoles explorar el ecosistema escolar de manera autónoma y junto a sus compañeros.

El segundo piso, concebido como una plaza social central, se presenta como un gran vacío conectado con los ecosistemas circundantes a través de arcos. Aquí, la arquitectura incentiva la participación de profesores y estudiantes en la gestión escolar, así como la interacción con los paisajes y territorios cercanos. Este espacio central, con más de ocho metros de altura y 464,5 m², se convierte en un ágora donde comparten espacio actividades cotidianas y discusiones sobre la comunidad escolar y la relación con el entorno natural.

En términos de sostenibilidad, el Colegio Reggio adopta una estrategia de bajo presupuesto para reducir su huella ambiental. En lugar de una expansión horizontal, se opta por la verticalidad para minimizar la ocupación del suelo. Además, el proyecto reduce radicalmente la construcción, eliminando revestimientos, falsos techos, suelos técnicos elevados y fachadas ventiladas. En su lugar, se emplean estrategias sencillas de aislamiento térmico y distribución de sistemas mecánicos. Por ejemplo, se utiliza corcho proyectado como aislamiento térmico en el 80% del edificio, reduciendo significativamente el consumo de energía. Las superficies irregulares del corcho permiten la acumulación de material orgánico, convirtiendo el edificio en un hábitat para hongos, vida vegetal y animal.

En resumen, el Colegio Reggio representa un enfoque innovador en la concepción de los espacios educativos, promoviendo la exploración, la interacción con el entorno y la sostenibilidad.