Puede que te hayas planteado alguna vez tener un huerto en casa. Y puede que no tengas espacio para tener uno de esas bonitas mesas de huerto urbano que te encuentras en las tiendas o por internet. Pero no te rindas, aún hay una alternativa que puedes probar: un huerto hidropónico. Un huerto sin tierra, vaya. Tus tomates crecerán simplemente con agua y algunos nutrientes disueltos. Es una solución ideal para espacios reducidos, y te permite tenerlo en el balcón, la terraza… porque sí, la luz es importante. Tampoco te engañes.
Además, un huerto hidropónico tiene otras ventajas:
Vas a ahorrar agua
Aunque parezca contradictorio, la hidroponía consume bastante menos agua que un huerto con suelo. Básicamente, porque cada gota se optimiza al máximo e incluso se recomienda montar un sistema de “recirculación”.
Emplearás menos fertilizantes
Vas a dosificar los nutrientes de manera muy precisa y nada se desperdicia, cada miligramo que añades al agua, lo captan las raíces.
Despídete de herbicidas
Aquí no hay malas hierbas porque no tienen tierra en la que crecer. Y eso significa que te ahorras el herbicida, pero también el tiempo que emplearías en ir quitando malas hierbas del suelo.
Como ves, es una solución práctica e inteligente. Y además puedes cultivar un montón de verduras y hortalizas: lechuga, rúcula, pimientos, cebollas, ajos, berenjenas, brócoli, calabazas, coles, coliflor, tomates, cherri, etc.
Pero también plantas aromáticas: perejil, cilantro, hierbabuena, albahaca, romero, tomillo, orégano, lavanda, eneldo…
Hay mil formatos, sistemas y esquemas para montar tu huerto hidropónico. Internet está lleno de vídeos, libros y guías para que te animes a encontrar la solución que mejor se adapta a tu casa.