El pasado 1 de septiembre entró en vigor la nueva normativa sobre los impuestos a los Gases Fluorados de Efecto Invernadero. El resultado es un gravamen que supone un incremento de entre el 5% y el 10% en los costes de comercialización de estos gases. Pero el aumento del precio no es lo único que afectará al sector de la climatización. Uno de los cambios más relevantes es el que hace referencia a la obligación de indicar en la factura la información sobre la cantidad y clase de gas utilizado en cada producto. Así como el detalle del impuesto aplicado al gas facturado.

Por otra parte, la nueva legislación elimina la figura del revendedor. Lo que implica que cualquier agente partícipe de la transacción con este tipo de productos deberá también reflejar el impuesto en sus facturas. Esto es un cambio que afecta especialmente a los instaladores, hasta ahora exentos del impuesto al adquirir gases para una instalación. Incluso las escuelas técnicas que ofrecen formación a los profesionales perderán su anterior exención del impuesto.

El resultado de este incremento repercutirá al sector en general, tanto a nivel industrial como doméstico, es decir que nos tocará como consumidores finales porque afecta a muchos productos tales como el aire acondicionado o las bombas de calor, y ello a pesar de que se trata de soluciones a base de energía renovable y por tanto más eficientes.

Resumiendo, si contratas una nueva instalación de aerotermia, por ejemplo, puede que el coste sea un poco mayor. Pero, en este caso, siempre puedes consolarte pensando en toda la energía que este sistema te va a permitir ahorrar. Al fin y al cabo, un aumento del 5% se verá bien compensado con un ahorro de consumo que puede llegar hasta el 70% en tu factura de la luz.