No importa que hayas elegido el colchón perfecto y una almohada con plumas de ganso noruego o que te impongas una rutina de relajación y skincare cada noche. Lo puedes tener todo perfectamente planeado, pero si al acostarte, pasas frío o tienes que luchar permanentemente con la colcha para no asfixiarte, nunca vas a conseguir descansar de verdad. Porque uno de los factores clave para lograr un sueño profundo y continuo es la temperatura de la habitación. Mantener un ambiente adecuado puede marcar la diferencia entre despertarse renovado o pasar la noche dando vueltas.
Pero seamos concretos: diversos estudios coinciden en que la temperatura óptima para dormir se encuentra entre los 15 y los 20 grados °C. Esta horquilla permite que nuestro cuerpo se enfríe lo suficiente como para iniciar y mantener un sueño de calidad. Un ambiente ligeramente más fresco del que te gusta disfrutar en el sofá estimula la producción de melatonina, la hormona del sueño, y facilita que el cuerpo entre en su estado de descanso natural.
Por eso, si te has dado cuenta de que duermes mejor en invierno o en una habitación bien ventilada, no es casualidad. Durante la fase REM, que es cuando soñamos, nuestro cuerpo pierde gran parte de su capacidad para regular la temperatura, por lo que un entorno fresco ayuda a que este proceso se desarrolle de forma adecuada.
Cuatro consejos para disfrutar de la temperatura óptima en el dormitorio:
1. Controla tu climatización: Asegúrate de que los grados °C del ambiente oscilen entre los rangos recomendados para favorecer el descanso. Si climatizas tu casa con un sistema de calor/refrescamiento como la aerotermia, puedes programar tu termostato para tener la temperatura ideal todo el año.
2. Elige ropa de cama adecuada: Los tejidos naturales, como el algodón o la seda, son excelentes opciones porque permiten la transpiración y evitan la acumulación de calor.
3. Humidificadores en invierno: La calefacción tiende a resecar un poco el aire, lo que puede irritar la garganta y dificultar el sueño. Pero algo tan sencillo como un pequeño humidificador te ayudará a mantener el nivel adecuado de humedad en la habitación.
4. Ventilación adecuada: Incluso en los meses fríos, abrir la ventana y ventilar la habitación mejora la calidad del aire y hace que el ambiente sea más agradable para descansar.
En resumen, dormir bien no solo depende de cuántas horas pasamos en la cama, sino de la calidad de ese descanso. Ajustar el termostato a una temperatura ideal te permitirá disfrutar de un sueño más profundo y reparador.